Durante el siglo XIX se desarrolló entre los colegios
privados de Inglaterra un proceso de definición de las reglas
del football, un juego poco definido que los hispanohablantes
denominaron fútbol de carnaval, que los estudiantes practicaban en
cada pueblo británico según sus propias reglas. De ese proceso de
reglamentación surgirían el rugby y el fútbol modernos, así como otros deportes
emparentados.

A mediados del siglo XIX surgió la necesidad de unificar las
reglas del juego y ponerlas por escrito. En la década de 1840 Gran Bretaña
había desarrollado una red ferroviaria que conectó entre sí a las ciudades de
la isla y una de sus consecuencias fue impulsar y multiplicar los encuentros
deportivos intercolegiales. A pesar de que los contrincantes acordaban
antes de cada encuentro las reglas a que se sujetarían, las discusiones y
peleas sobre las acciones que estaban permitidas o prohibidas, fue un
inconveniente cada vez más notable.
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